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BIOGRAFÍA. VIDA Y OBRA DE 'DA VINCI, LEONARDO'
Leonardo da Vinci (1452-1519), artista florentino y uno de los
grandes maestros del renacimiento, famoso como pintor, escultor,
arquitecto, ingeniero y científico.
Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fue la
clave tanto de su comportamiento artístico como científico. Sus
innovaciones en el campo de la pintura determinaron la evolución
del arte italiano durante más de un siglo después de su muerte;
sus investigaciones científicas -sobre todo en las áreas de
anatomía, óptica e hidráulica- anticiparon muchos de los avances
de la ciencia moderna.
Los comienzos en Florencia
Leonardo nació el 15 de abril de 1452 en el pueblo toscano de
Vinci, próximo a Florencia. Hijo de un rico notario florentino y
de una campesina, a mediados de la década de 1460 la familia se
instaló en Florencia, donde Leonardo recibió la más exquisita
educación que esta ciudad, centro artístico e intelectual de
Italia, podía ofrecer. Leonardo era elegante, persuasivo en la
conversación y un extraordinario músico e improvisador. Hacia
1466 acude a formarse al taller de Andrea del Verrocchio, figura
principal de su época en el campo de la pintura y escultura.
Junto a éste, Leonardo se inicia en diversas actividades, desde
la pintura de retablos y tablas hasta la elaboración de grandes
proyectos escultóricos en mármol y bronce. En 1472 entra a
formar parte del gremio de pintores de Florencia y en 1476
todavía se le menciona como ayudante de Verrocchio, en cuya obra
El bautismo de Cristo (c. 1470, Uffizi, Florencia), pintó el
ángel arrodillado de la izquierda y el paisaje de matices
neblinosos.
En 1478 Leonardo alcanzó la maestría. Su primer encargo, un
retablo para la capilla del Palazzo Vecchio, del ayuntamiento
florentino, no llegó a ejecutarse. Su primera gran obra, La
adoración de los Magos (Uffizi), que dejó inacabada, se la
encargaron los monjes de San Donato de Scopeto, cerca de
Florencia, hacia 1481. Otras obras de su etapa juvenil son la
denominada Madonna Benois (c. 1478, Ermitage, San Petersburgo),
el retrato de Ginebra de Benci (c. 1474, Galería Nacional,
Washington) y el inacabado San Jerónimo (c. 1481, Pinacoteca
Vaticana).
Los años en Milán
En 1482 Leonardo entra al servicio de Ludovico Sforza, duque de
Milán, tras haberle escrito una carta en la que el artista se
ofrecía como pintor, escultor, arquitecto, además de ingeniero,
inventor e hidráulico y donde afirmaba que podía construir
puentes portátiles, que conocía las técnicas para realizar
bombardeos y el cañón, que podía hacer barcos así como vehículos
acorazados, catapultas y otras máquinas de guerra y que incluso
podía realizar esculturas en mármol, bronce y terracota. De
hecho, sirvió al duque como ingeniero en sus numerosas empresas
militares y también como arquitecto. Además, ayudó al matemático
italiano Luca Pacioli en su célebre obra La divina proporción
(1509).
Existen evidencias de que Leonardo tenía discípulos en Milán,
para los cuales probablemente escribió los textos que más tarde
agruparía en su Tratado de pintura (1651). La obra más
importante del periodo milanés son las dos versiones de la
Virgen de las rocas (1483-1485, Louvre, París; década de
1490-1506-1508, National Gallery, Londres), donde aplica el
esquema compositivo triangular que encierra a la Virgen, el
Niño, san Juan y el ángel, y por otro lado, utiliza por primera
vez la técnica del sfumato (ver definición en el apartado la
obra pictórica). De 1495 a 1497 trabaja en su obra maestra La
última cena, pintura mural para el refectorio del monasterio de
Santa Maria delle Grazie, Milán. Desgraciadamente, su empleo
experimental del óleo sobre yeso seco provocó problemas técnicos
que condujeron a su rápido deterioro hacia el año 1500. Desde
1726 se llevaron a cabo intentos fallidos de restauración y
conservación y en 1977 se inició un programa haciendo uso de las
más modernas tecnologías, como consecuencia del cual se han
experimentado algunas mejoras. Aunque la mayor parte de la
superficie original se ha perdido, la grandiosidad de la
composición y la penetración fisionómica y psicológica de los
personajes dan una vaga visión de su pasado esplendor.
Durante su larga estancia en Milán, Leonardo también realizó
otras pinturas y dibujos (la mayoría de los cuales no se
conservan), escenografías teatrales, dibujos arquitectónicos y
modelos para la cúpula de la Catedral de Milán. Su mayor encargo
fue el monumento ecuestre en bronce a tamaño colosal de
Francesco Sforza, padre de Ludovico, para su ubicación en el
patio del castillo Sforzesco. Sin embargo, en diciembre de 1499,
la familia Sforza fue expulsada de Milán por las tropas
francesas. Leonardo dejó la estatua inacabada (fue destruida por
los arqueros franceses que la usaron como diana) y regresó a
Florencia en 1500. De esta primera etapa milanesa también cabe
citar algunos retratos femeninos como el de La dama del armiño
(Museo Czartoryski, Cracovia).
Retorno a Florencia
Durante su estancia en Florencia, viaja un año a Roma. En 1502
Leonardo entra al servicio de César Borgia, duque de Romaña,
hijo del papa Alejandro VI. En su calidad de arquitecto e
ingeniero mayor del duque, Leonardo supervisa las obras en las
fortalezas de los territorios papales del centro de Italia. En
1503, ya en Florencia, fue miembro de la comisión de artistas
encargados de decidir sobre el adecuado emplazamiento del David
de Miguel Ángel (1501-1504, Academia, Florencia), y también
ejerció de ingeniero en la guerra contra Pisa. Al final de este
año comenzó a planificar la decoración para el gran salón del
Palacio de la Signoria con el tema de la batalla de Anghiari,
victoria florentina en la guerra contra Pisa. Realizó numerosos
dibujos y completó un cartón en 1505, pero nunca llegó a
realizar la pintura en la pared. El cartón se destruyó en el
siglo XVII, conociéndose la composición a través de copias como
la que realizó Petrus Paulus Rubens.
Durante su segundo periodo florentino, Leonardo pintó varios
retratos, pero el único que se ha conservado es el de La
Gioconda (1503-1506, Louvre, París), el retrato más famoso de
toda la historia de la pintura, también conocido como Monna
Lisa, al identificarse a la modelo con la esposa de Francesco
del Giocondo que llevaba ese nombre, aunque se han barajado
varias hipótesis sobre su verdadera identidad. Si algo merece
destacarse de forma especial es la enigmática sonrisa de la
retratada. Parece ser que Leonardo sentía una gran predilección
por esta obra ya que la llevaba consigo en sus viajes.
Última etapa de su trayectoria
En 1506 Leonardo regresó a Milán al servicio del gobernador
francés Carlos II Chaumont, mariscal de Amboise. Al año
siguiente fue nombrado pintor de la corte de Luis XII de
Francia, que residía por entonces en la ciudad italiana. Durante
los seis años siguientes Leonardo repartió su tiempo entre Milán
y Florencia, donde a menudo visitaba a sus hermanastros y
hermanastras y cuidaba de su patrimonio. En Milán continuó sus
proyectos de ingeniería y trabajó en el monumento ecuestre de
Gian Giacomo Trivulzio, comandante de las fuerzas francesas en
la ciudad. Aunque el proyecto no se llegó a finalizar, se
conservan dibujos y estudios sobre el mismo. De esta misma época
parece ser la segunda versión de la Virgen de las rocas y Santa
Ana, la Virgen y el Niño (c. 1506-1513, Louvre, París). Desde
1514 a 1516 Leonardo vivió en Roma bajo el mecenazgo de Giuliano
de Medici, hermano del papa León X. Se alojaba en el Palacio del
Belvedere en el Vaticano, ocupándose fundamentalmente de
experimentos científicos y técnicos. En 1516 se traslada a
Francia a la corte de Francisco I, donde pasó sus últimos años
en el castillo de Cloux, cerca de Amboise, en el que murió el 2
de mayo de 1519.
La obra pictórica
Aunque Leonardo dejara gran parte de su producción pictórica
inacabada, fue un artista extremadamente innovador e influyente.
Al comienzo de su trayectoria su estilo es similar al de
Verrocchio, pero poco a poco abandonó la manera del maestro en
lo que ésta tenía de rigidez o dureza de líneas en el
tratamiento de las figuras y evolucionó hacia un estilo más
libre, de modelado más suave en el que incluyó efectos
atmosféricos. La temprana Adoración de los Magos introduce una
nueva forma de composición, en la que las figuras principales
quedan reagrupadas en el primer plano, mientras que en el fondo
un paisaje con ruinas imaginarias y escenas de batalla se diluye
en la lejanía.
Las innovaciones estilísticas de Leonardo se hacen patentes en
La última Cena, en la que recrea un tema tradicional de manera
completamente nueva. En lugar de mostrar a los doce Apóstoles
aislados, los presenta agrupados de tres en tres dentro de una
dinámica composición. Cristo -en el momento de anunciar la
traición de uno de ellos- sentado en el centro y teniendo como
fondo un triple ventanal en el que un paisaje se difumina en la
distancia, representa un núcleo de serenidad, mientras que los
rostros y gestos de los discípulos exteriorizan el drama que
supone este momento. Leonardo reintroduce, con la monumentalidad
de la escena y volumen de las figuras, un estilo que ya había
iniciado 30 años antes Masaccio.
La Gioconda, la obra más famosa de Leonardo, sobresale tanto por
sus innovaciones técnicas como por el misterio de su legendaria
sonrisa. La obra es un ejemplo consumado de dos técnicas -el
sfumato y el claroscuro- de las que Leonardo fue uno de los
primeros grandes maestros. El sfumato consiste en eliminar los
contornos netos y precisos de las líneas y diluir o difuminar
éstos en una especie de neblina que produce el efecto de
inmersión en la atmósfera. En el caso de La Gioconda el sfumato
se hace evidente en las gasas del manto y en la sonrisa. El
claroscuro es la técnica de modelar las formas a través del
contraste de luces y sombras. En el retrato que nos ocupa las
sensuales manos de la modelo reflejan esa modulación luminosa de
luz y sombra, mientras que los contrastes cromáticos apenas los
utiliza.
Especialmente interesantes en la pintura de Leonardo son los
fondos de paisaje, en los que introduce la perspectiva
atmosférica (creación de efectos de lejanía aplicando el sfumato
y otros recursos ambientales). Los grandes maestros del
renacimiento en Florencia como Rafael, Andrea del Sarto y Fra
Bartolommeo, aprendieron esta técnica de Leonardo. Asimismo,
transformó la escuela de Milán y, en Parma, la evolución
artística de Correggio está marcada por la obra de Leonardo.
Los numerosos dibujos que poseemos de Leonardo revelan su
perfección técnica y su maestría en el estudio de las anatomías
humana, de animales y plantas. Estos dibujos se encuentran
repartidos por museos y colecciones europeas como la del
Castillo de Windsor, Inglaterra, que constituye el grupo más
numeroso. Probablemente su dibujo más famoso sea su autorretrato
de anciano (c. 1510-1513, Biblioteca Real, Turín).
Dibujos escultóricos y arquitectónicos
A causa de que ninguno de los proyectos escultóricos de Leonardo
fue finalizado, el conocimiento de su arte tridimensional sólo
puede hacerse a través de sus dibujos. Idénticas consideraciones
pueden aplicarse a su arquitectura. Sin embargo, en sus dibujos
arquitectónicos, demuestra maestría en la composición de masas,
claridad de expresión y fundamentalmente, un profundo
conocimiento de la antigüedad romana.
Proyectos científicos y teóricos
Leonardo destacó por encima de sus contemporáneos como
científico. Sus teorías en este sentido, de igual modo que sus
innovaciones artísticas, se basan en una precisa observación y
documentación. Comprendió, mejor que nadie en su siglo y aún en
el siguiente, la importancia de la observación científica
rigurosa. Desgraciadamente, del mismo modo que frecuentemente
podía fracasar a la hora de rematar un proyecto artístico, nunca
concluyó sus planificados tratados sobre una diversidad de
materias científicas, cuyas teorías nos han llegado a través de
anotaciones manuscritas. Los descubrimientos de Leonardo no se
difundieron en su época debido a que suponían un avance tan
grande que los hacía indescifrables, hasta tal punto que, de
haberse publicado, hubieran revolucionado la ciencia del siglo
XVI. De hecho, Leonardo anticipa muchos descubrimientos de los
tiempos modernos. En el campo de la anatomía estudió la
circulación sanguínea y el funcionamiento del ojo. Realizó
descubrimientos en meteorología y geología, conoció el efecto de
la luna sobre las mareas, anticipó las concepciones modernas
sobre la formación de los continentes y conjeturó sobre el
origen de las conchas fosilizadas. Por otro lado, es uno de los
inventores de la hidráulica y probablemente descubrió el
hidrómetro; su programa para la canalización de los ríos todavía
posee valor práctico. Inventó un gran número de máquinas
ingeniosas, entre ellas un traje de buzo, y especialmente sus
máquinas voladoras, que, aunque sin aplicación práctica
inmediata, establecieron algunos principios de la aerodinámica.
Un creador en todas las ramas del arte, un descubridor en la
mayoría de los campos de la ciencia, un innovador en el terreno
tecnológico, Leonardo merece por ello, quizá más que ningún
otro, el título de Homo universalis.
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